La culebrita verde



A la orilla de un estanque de aguas quietas conversaban un conejito y una culebrita verde.

Pequeño era el conejito, y la culebrita no muy grande: mediría un metro. La culebrita verde le contaba al conejito algo de su vida.

"Un día vino el borreguito y me dijo: 

-¿Te quieres casar conmigo?
-Si me caso contigo ¿cómo me harás?'- Le pregunté al borreguito y el borreguito respondió: 
-¡Beeee!'
-¡Uy no! -le dije yo-. Eso me asusta. ¡No me casaré contigo!

Luego -prosiguió su relato la culebrita verde- vino el torito. Me dijo: 

-¿Te quieres casar conmigo?'. 
-Si me caso contigo ¿cómo me harás?'
-¡Muuuu!- Respondió el torito
-¡Uy no!' -le dije yo-. Eso me asusta. ¡No me casaré contigo!

Después -siguió narrando la culebrita verde- vino el burrito. Me dijo: 

-¿Te quieres casar conmigo? 
-Si me caso contigo ¿cómo me harás?- pregunté -El burrito, entonces, me mostró cómo me haría. Tenía un no sé qué, que qué sé yo, y me gustó como me haría, de modo que me casé con él. Y ese matrimonio me cambió." 

Impresionado con el relato de la culebrita verde, y con su conclusión, le pregunta el conejito: 

-¿De veras, culebrita, el matrimonio con el burrito te cambió?. 
-Sí -responde ella-. Antes de casarme con él, yo era ranita.

(Autor desconocido, pero no creo que sea de Esopo. "Fábula" recibida por correo)


P.D. Como en toda buena fábula, se aceptan propuestas de moraleja.

¡Vive!


No lo pienses demasiado, la vida es hoy. Mañana son memorias. Colecciona aquellas que no han de dejarte, las que te regalarán una sonrisa, un suspiro, una erección, que te humedezcan, incluso las que te abran cicatrices, pero haz siempre cosas que perduren, que signifiquen. Vivir es un asunto del día a día, no lo dudes. Coge más y duda menos, disfruta tu cuerpo, tu mente, tu sol, tu luna. Pasa el volante a tus sentidos y déjalos manejarte, el instinto no se equivoca. VIVE.

#FuerzaMonterrey


Me acuerdo cuando pasó en Morelia, durante el grito del 15 de septiembre. A todos nos agarró por sorpresa, eso nunca antes había pasado, era raro, estremecedoramente raro. Entre la sorpresa colectiva y la condena pública, el asunto se fue enfriando. Un chingo de muertos más y viene Monterrey, o la interrupción del juego Santos-Morelia en medio de una orquesta de balazos, o quién sabe cuántos niños caídos en Acapulco en un fuego cruzado, u otro alcalde secuestrado y muerto, todo en menos de una semana y como que se nos empiezan a terminar los "nunca antes".

No tengo una posición política, al contrario, evito la política como una de esas cosas que prefiero ver a distancia, como espectadora, pero si saca de onda. Lo bueno es que los regiomontanos son fuertes y saben mantener la frente pa' arriba, además, los mexicanos nos queremos mucho y un mal día no nos va a hacer sombra. Ánimo Monterrey, México te acompaña.

Cápsula del tiempo


Hay quienes piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Y lo dicen con una solemnidad de sepulturero que lo hacen parecer un hecho irrefutable. Respeto las nostalgias ajenas, pero he de admitir que no las comparto. Por el contrario, pienso que me tocó vivir una época chingona.

A veces, pienso en juntar todo lo que escribo, algunas de mis cosas, la música que escucho, las recetas de lo que me gusta comer, los consejos de mi abuela, uno de mis dildos favoritos, un par de películas cachondas y otro par de aquellas que más me gustan. Confesarle a una grabadora mis mejor guardados secretos y mis más excéntricas fantasías, ponerlo todo en un cofre de acero inoxidable, o de algún material más duradero, y enterrarlo a suficiente profundidad como para que sea descubierto por arqueólogos futuristas, en unos quinientos o seiscientos años. Que descubran la pedacería de mis recuerdos, como los restos piernográficos e irreverentes de una Coyolxauhqui del siglo XXVI.

Igual sabrán que lo encontrado no pertenecía a ninguna faraona, que ni siquiera llegó a reina de un carnaval o a presidenta pichurrienta de la sociedad de alumnos de su escuela, pero probablemente sabrán que en nuestro tiempo se vivía con alegría, que cojer nos importaba mucho, mucho, tanto que de cuando en cuando confundíamos amor con sexo y viceversa. Confirmarán que había quien pagaba por sexo y quienes cobrábamos por ello, que ya no nos ponían en la hoguera por eso y que todo era más franco y más abierto, que las casas de citas empezaron a ser sustituidas por portales virtuales. Que nuestra sociedad era como todas, que había gente buena y gente mala como en cualquier otra época, con las mismas virtudes y los mismos vicios, pero con más tecnología para satisfacerlos. Que vivíamos pegados de internet, que viéndolo en 500 años, pensarán que apenas nacía y que face, twitter y demás eran cosas prehistéricas.

Sabrán, claro, que con más indiferencia que acción, pensábamos que era importante salvar al mundo del calentamiento global y de otra colección de calamidades que, ellos sabrán mejor que yo, pudimos o no hacerlo. Que, a pesar de tanta modernidad y revoluciones tecnológicas, seguía habiendo abusos contra las mujeres, los homosexuales, los indígenas, los pobres, los diferentes, los débiles. Que seguía habiendo poca gente con mucho y mucha gente con poco, que había familias muriendo de hambre en una parte del mundo y gente combatiendo el sobre peso y los estragos del colesterol en otra. También averiguarán que había gente que, pudiendo o no, trataba de que las cosas cambiaran. Que había política, mucha política todos los días, que era el pan nuestro o el carnaval de cada rato, claro, con uno grandotote y más festivo cada seis años, con muchos gallos y pocas crestas. Que había crisis y esperábamos pasarla, volver a la tranquilidad de esperar la siguiente crisis. Que había miedo, pistolas y muertos, que tratabas de no ver, pero que te metían hasta en la sopa. Que a pesar de todos los pesares, vivir valía la pena y sonreír era indispensable. Adoro la época en que me tocó vivir, me cae que no la cambiaría por ningún otra.

Lo digo, claro, a propósito de la película que recomendé: Media noche en Paris. En fin... Me estoy volviendo aburrida, ni modo, en cualquier caso, la columna de mañana estará sexosa, sexosa, así como para leerla en privado para no tener paradas incómodas.

Un beso

Dos de lujo


No acostumbro usar su tiempo y el favor que hacen de leer las mamadas que escribo recomendando que achaten sus posaderas en una sala de cine, pero ahora que las pantallas están llenas de películas de magos postadolescentes, hombres con anillos verdes, pequeños suspiritos azules (Avatar versión ochentera), el Tío Sam con capucha, músculos y escudo y la mancha voraz versión 2011, hay dos películas, que entre tanto blockbuster corren el riesgo de no llevarse la taquilla, pero que si te hacen salir de la sala con una sonrisa en el corazón, es mi deber de cuates recomendarlas:




La primera, una sorpresa. Ves los cortos y te imaginas una de esas comedias predecibles: él la ama, ella lo ama, hay un conflicto, lo resuelven y felices para siempre. Desde luego no es otra cosa, pero el elenco (Steve Carrel, Julianne Moore, Ryan Gosling -papacito-, Emma Stone, Marisa Tomei y Kevin Bacon, entre otros) y la forma en que se van dando las situaciones, hace que salgas enamorada de todos los personajes y sobre todo, con una sonrisa. Se trata de Loco y Estúpido Amor. Mujeres, la película vale la pena nomás por la pura secuencia del "parece que te hicieron photoshop" Hombres, les encantará toda (a menos que sean machos de una neurona que no les gustan películas en las que no salga Vin Diesel.




La segunda, no es una sorpresa, Woody Allen siempre es garantía (o eso dicen los que saben), dicen también que siempre usa alguna musa rubia, pero ¿Owen Wilson? Bueno, cada quien, pero estoy segura que muchos habrían preferido que siguiera con Scarlett Johansson. En fin: La historia, también con un elenco inmejorable: (Adrien Brody, Marion Cotillard, Kathy Bates, Rachel McAdams, Carla Bruni y claro, la rubia: Owen Wilson). Otra historia que te deja pensando y repensando (ya escribiré más sobre eso), pero que también te saca con una sonrisa en los labios. Cada actor, por pequeño que sea su papel, perfecto en él, Marion Cotillard encantadora.

No sé de cine ni soy cinéfila de esas que se juntan con más gente para hablar en serio de iluminación, de contenido, de mensaje y demás mamadas, voy al cine cuando se puede y sólo recomiendo una película cuando disfruto viéndola y estas dos las disfruté. Son de las que no duran mucho en cartelera, por aquello de que las aplastan las grandes taquilleras, así que si pueden, prefiéranlas sobre la linterna verde, super ocho y demás mamadas de mucha lana y poco seso. Van a salir más contentos... Me cae.

Besitos...

¿Me querés coger?

Me encanta esta escena. Digo, pocas mujeres son tan sensuales como Bárbara Mori, hay que reconocerlo, y desde luego poner un cuatro así, con ella como protagonista, debe ser un calentón de huevos tan desconcertante, que cualquier galán quedaría aniquilado. Me encanta la estrategia que usa el personaje de Bárbara para darle una lección al Juan Camaney chileno. 

La película no es tan buena (Pretendiendo/Ugly me), también hay que reconocerlo, pero esta escena, me cae que vale la pena, al menos para pensar ¿Usted qué haría?

Un día de estos, nomás por pura curiosidad científica, voy a aplicar la estrategia.

ç

La rifa

Se acabaron los boletos, ya está lista la Rifa Verano VIP esperando ganador, a ver el martes quién resulta...

Va a estar rico

Un beso y, a quienes le entraron, mucha suerte...


Taxi



Va una mujer con su hijo en la noche y se suben a un taxi. Durante el trayecto pasan por Sullivan y ven a las chicas trabajando, el niño desconociendo esta profesión pregunta: 
-Mamá ¿qué hace esa señora ahí medio desnuda? 
-nada, seguramente es porque tiene calor... 
-mamá, ¿porqué paran los coches y se suben? 
-son amigos que las recogen. 
-mamá, ¿porqué hacen señas a todos los coches? 
-porque son muy simpáticas y les gusta saludar...... 

El taxista ya cansado del niño contesta: -¡niño!, son putas, ¿entiendes?, p-u-t-a-s.!!! 
-mamá, ¿qué es una puta? 
-verás hijo, una puta es un mujer que conoce a un hombre, se hacen muy muy amigos, se casan, y al cabo de un tiempo ¡tienen un hijo taxista!

Hábitos

AVISO: NO PUDE IR HOY A GUADALAJARA, ESTOY EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Íbamos contando chistes bobos en una camioneta con cuatro amigas que no saben a qué me dedico y, entre muchos otros chistes, me contaron este:

Estaban dos prostitutas, Rita y Raimunda, taloneando en la calle, cuando de pronto pasa un guarro de esos marca made in la Buenos Aires, que les empieza a gritar de leperadas... putas, rameras, mujerzuelas, casquivanas. Eso era todos los días, siempre pasaban en carro o a pie señores que les gritaban toda clase de insultos. Hartas de tanto menosprecio, deciden cambiar de vida radicalmente y se meten a un convento.

Entonces la madre superiora reúne a toda la congregación y, gustosa, presenta a las nuevas religiosas redimidas:

-Hermanas- les dice a todas -Tengo el gusto de presentarles a Sor Rita y Sor Raimunda.

¡Plop! Diría Condorito



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